lunes, 28 de noviembre de 2011

El loco Andrés

Hoy día llegué a mi oficina y tenía una carta en mi escritorio. Era de uno de mis ex....del loco. Por esa misma razón me dio mucho miedo abrirla, no quería saber su contenido; me imaginaba unas letras de distintos tamaños, sacadas de revistas y pensé en llamar a carabineros. Sin embargo, cuando la abrí me llevé una gran sorpresa ¡Me estaba invitando a salir! Apenas dieron las seis y media, salí de la pega casi corriendo. Nos ibamos a juntar en la piojera y ahí estaba sentado, cuando entré al local. Que guapo estaba y yo...con mis curvas mucho más pronunciadas. Cuando me vio, sonrió de tal manera que volví a sentir por él las mismas mariposas en el estómago que sentía antes y me dio un beso que me dejó con la duda ¿Porqué habíamos terminado?. Pedí un terremoto y él, una copa de vino tinto, mientras nos actualizábamos sobre nuestras vidas. El estaba trabajando en un call center y yo pensé, cuando me lo estaba contando, en las pobres personas que tendrían que lidiar con él estresado. ¿Porqué creen que le llamo el loco? Pues justamente, porque cuando se enoja se transforma en alguien a quien le falla el juicio...más bien, le falla el juicio en todo momento. Lo que tiene de espectacular este hombre, es su impresionante potencia en la cama. Y es que no existe otro, creo yo, con tanta lívido como él. Es que se transforma en una especie de bestia y se olvida de las consecuencias de sus actos; no le importa quebrar un vidrio, una mesa, despedazar un vestido, etc. En eso estaba pensando cuando lo esperaba en su cama, totalmente desnuda y expectante. Estaba de pie arriba de su escritorio, el cual está cerca de su cama y se estaba mentalizando para convertirse en tarzán o en king kon. Movía sus piernas y se preparaba para abordar la lucha, abriendo los brazos, estirándose como atleta antes de correr la maratón. Saltó encima de mí y aún recuerdo el tremendo grito que dí; porque las paredes, creo yo, vibraron.

A la mañana siguiente, salí muy apurada y satisfecha de su casa. Estaba de noche, así que nos fuimos juntos en el metro, abrazados muy fuertemente. Al llegar quise contarle todo a Marta, pero ella había faltado, así que me puse a conversar con Natalia.

-Adivina con quién estuve anoche- dije sonriendo
-¿Con José?
-No. Recuerda que el me puso el gorro -contesté seria
-¿Andrés? ¿Pero él no te había amenazado de muerte?
-No, eso fue una especie de broma. Sabes que está loco.
-¿Y como fue?
-No tengo palabras...-dije en una carcajada nerviosa
-Suertuda. No pasa nada con el Johny, creo que ya no me quiere.
-¿Él no es el que fue tu patas negras? ¿Y qué les pasó entonces?
- La rutina po, ¿No veis que eso mata too el fuego del principio?

Lo decidí. Desde ese día, me dedicaría a ayudar a las parejas a encontrar nuevamente el paraíso... y como lo leen, en su misma cama. ¡Qué viaje! ¡Qué cambio de identidad! Natalia y su triste historia, son el punto de conversión de mi vida. ¡Ahora tiene sentido! Bien. Quizás no he tenido suerte en el amor, pero si en el sexo y es que creo a veces que el compromiso no se ha creado para mí. Tal vez mi nombre no está hecho para ser escrito en un anillo, pero si para ser gritado desaforadamente por algún macho.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Venganza

Salí a las seis de la tarde con ganas de venganza, tomé el metro y me fui al departamento de mi "ex". Mientras subía el ascensor, me imagine cómo le gritaría al desgraciado y no solo lo pensé, yo planee cada palabra pútrida, nutrida con dolor y rabia. Como guinda de la torta, una maravillosa cachetada le demostraría mi desprecio, mi odio sublime. ¡Ah! ¡Si! ¡Que delicioso y satisfactorio será mirarle la cara, sorprendido de mi repentina valentía! Toco la puerta, me abren, ahí está él...¿Que esperas?...¡Qué esperas!

- Roberto...-dije yo con cara de boba
- Hola, ¿Que haces aquí?- respondió con cara de desprecio

Y ahí ocurrió. No sé como pasó, fue inesperado y de esos momentos en que dan ganas de que no haya pasado, de retroceder el tiempo...como cuando te caga una paloma en la cabeza, muy parecido a eso. Me arrodillé en el piso a llorar, me puse incluso las manos en la cara y él me cerró la puerta de su vida, para siempre. Luego, vi el florero de su pasillo, estaba al lado del ascensor y desde ahí lo tiré hacia la puerta cerrada y estalló en mil pedazos. Se manchó de tierra todo el piso y la puerta, toda embarrada, despertó en mí ese placer que había venido a buscar. Luego le di una patada a la puerta muy fuerte y me fui.

En el ascensor, comencé a reír como una villana de películas y en el piso 4, por mi fantástica suerte, entra alguien. Me queda mirando y me dice "¿No eres tú la chica ballena?". Y ahí me quedó claro que el mundo estaba en contra de mí, absolutamente todos, sin excepción. Es que de verdad estoy sola, muy sola. Creo que hasta los perros se alejan de mí, al notar mi presencia....bueno, en realidad eso es bastante exagerado y no creo que sea así realmente. La cosa es que mi familia está muy lejos y solo llama ocasionalmente; así como en mi cumpleaños y en navidad, tan solo a veces en año nuevo. ¿Amigas? Bueno, unas cuantas con las cuales me junto a veces y vamos a los happy hours después de la oficina. Pero ellas no son tan íntimas, tan solo compartimos opiniones y cosas por el estilo, que se yo...pelambres. Y esa es mi triste vida, "forever alone", ya lo sé.
No me considero una chica francamente fea, tengo lo mío...solo que la grasa no me favorece mucho y a veces creo que de verdad soy una ballena. Tengo el cabello negro como el común de las chilenas y mis curvas pronunciadas, bueno, MUY pronunciadas. Quizás es por eso que algunos chicos si se han fijado en mí, pero ellos han resultado, todos, sin excepción; unos verdaderos canallas. De los tres pretendientes que he tenido, dos me han engañado con otras mujeres y el otro...estaba loco. No quisiera darles la lata de escuchar como eran y el asco que fue vivir con ellos, por sus costumbres de cavernícola. 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Me cagaron

La vela helada hirió mi llanto y me colgó en la percha del desengaño...para siempre, para siempre. No volví a pensar en la esperanza, ni en la empatía; el mundo era para mí extraño y perdido. En la oscuridad de la noche, pude reconocer (sin necesidad de vela o ampolleta) que Mario era un mal hombre y un infiel. Ya lo sabía, pero lo confirmé y me lo repetí a mi misma, hasta que lo entendí, hasta que lo asimilé de una vez por todas. Me recosté un rato e intenté dormir, pero no podía entrar al mundo onírico, creo que la entrada esta denegada a las personas que están muy tristes y entonces encontré la explicación lógica del porqué la gente que ha llorado mucho, no puede pegar pestaña: En el mundo de los sueños, hay que entrar tranquilo. Este descubrimiento no significó para mí gran cosa y no soluciono mis problemas, pero me distrajo de tal manera que pude dormirme.
A la mañana siguiente, desperté con dolor de cabeza. No me pregunten porqué, pero me ardían los ojos y al verme al espejo, me veía fea y ojerosa. Lavarme la cara no sirvió de nada, asi que tuve que irme al trabajo tal como estaba. Allá, todo el mundo sabía lo que había ocurrido y todos, absolutamente todos, me veían con cara de lástima. No los culpo, la escenita de ayer fue patética: Yo tirada en el piso, con un charco de lágrimas bajo mi cara y chillando de un modo bastante similar a una ballena hablando setacio. Es por eso que acabo de tomar una descición: Aquí sentada en mi cómodo y protector escritorio, mientras me como un paquete gigante de donuts mantecosas, planeo cómo cambiar de identidad de una forma seria y duradera. Si, cambiaré de nombre, de país, ¡de vida! Iré al registro civil primero, me voy a llamar Julia Perez...es un nombre común, tan común que me va a servir para fundirme en la maldita masa de gente, para así pasar totalmente desapercibida. Me vestiré de grís. Ni de blanco ni de negro, así no me acusarán de extremista, pues seré un término medio, un invisible marengo, tal véz. ¿El país? ¡Hay Dios!...¡No tengo plata para irme del país! Miserable sueldo de secretaria, si tan solo tuviese medio millón de pesos, podría volar a Bolivia y vestirme de llama, para así pastar tranquila. Tengo que quedarme en Chile, pero sin que nadie me reconozca y para eso hay que ser muy astuta: Me debo mudar lejos...mejor me tengo que morir, o cea planear mi funeral, como si fuese una fiesta de cumpleaños. Quienes serán los invitados, qué van a comer de canapé y la ornamentación debe ser....¡Momento!, no puedo invitar yo a los que vendrán a verme en el cajón, tiene que ser voluntario. Aunque voluntariamente, no creo que venga nadie, pues creo ser muy patética. En eso he estado todo este tiempo y aún no termino mis donuts, he subido el triple de peso. No puedo planear un cambio de vida con mi cabeza caliente.